Otra vez, cae la lluvia en la patriarcal noche
y en mi inmóvil ventana se empaña la barbarie,
violencia
y maltratos que avecinan mi tormenta
callando
la víctima sangre sin tomar decisiones.
Los feroces truenos estremecen la humillación
del
maldito delincuente para un despojo de mujer
donde
suenan los insultos dentro mi cielo atroz.
Vientos y
huracanes de tus nudillos me rinden
inútil y
estúpida, repito los gritos de ser culpable
con cada
gota de agua descendiendo en las hojas
y con tu
voz en mi mente devastando mis oraciones.
Los
granizos vienen, los granizos golpean
en los
años de ventisca al yugo de su compañía
y en la
falta de esperanza de triste vida perdida.
Cesa la
tempestad y a mi diluvio el sol responde
con
valientes rayos para denunciar al poco hombre
en fuerza
me impulso en la brisa para curar llagas
para
fugarme en llanto al descuido del tifón irritante.
Mis pies
descalzos con charcos sucios mojan el alba
tiritando
de miedo y frío, mi angustiado corazón clama
¡Auxilio! ¡Cálidos amaneceres vengan a darme
calma!