Solito…
La alegría
de un árbolito
jamás se
va a iluminar.
Mi dolor
quema a la estrella
y
lágrimas decoran con escarcha
los
colores vivos de los bombillos
cuando las
campanas suenan pena.
Si los
renos vuelan, muy lejos, por el frío
que me vengan
a buscar y amparar, acullá
donde mis
sueños serpentean sin abrigo
entre la blanca
nieve, congelando mis ruegos.
Inocentes
regalitos arrancados de mi corazón
necesitados
de un beso, una caricia, una flor…
de pedir
a un angelito, protegerme con cariño
desde las
mohínas guirnaldas al descuido.
En Belén
prendo abandonadas velas
ante la
tierna sonrisa del chiquito niño
porque no
quiero ser ese pastorcillo
que ha
nacido y siempre duerme solito.
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