DESAPARECIDOS



Secuestraron la vida del caudal.
Rompieron lazos de familias.
Mataron la libertad de la inocencia.
Torturaron el hambre por existir.
Destrozaron sueños en ebullición.
Angustiaron corazones desesperados.

El llanto desconsolado busca el recuerdo
en lugares imaginarios y añorados
de padres, madres, hijos, hermanos.

Seres queridos gritan la impotencia
del tiempo perdido en la crueldad
de látigos, maltratos, abusos, victimarios.

¿Dónde está mi paz?
¿Dónde está mi ilusión?
¿Dónde está mi auxilio?

No hay tumba más triste y desolada
que asistir al funeral de devastadoras
y cadavéricas respuestas viviendo
en el silencio de la desaparición.

Es una alma desaparecida
implorando volver a ver
una sonrisa de amor.

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